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¿CÓMO NOS AFECTA LA CONTAMINACIÓN DEL AGUA?



 



¿CÓMO NOS AFECTA LA CONTAMINACIÓN DEL AGUA?
El agua es un recurso limitado indispensable para la vida. Y la contaminación del agua hace que cada vez haya menos disponible.

El agua es un bien natural esencial para la vida en la tierra. Está presente en todas las actividades de nuestro día a día. Es necesaria para alimentarse, asearnos o hidratarnos, pero también para cualquier desarrollo social y tecnológico.
Sin embargo, su escasez y la contaminación del agua provocan que millones de personas tengan un acceso deficiente a este bien tan necesario.
Más de 2000 millones de personas experimentan un alto estrés hídrico, mientras que 4000 millones sufren una grave escasez de agua durante al menos un mes del año, según el Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo de 2019.

“Más de 2000 millones de personas experimentan un alto estrés hídricoâ€
Y la crisis climática agrava la situación. Cada vez tenemos menos agua disponible, y esto se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los organismos internacionales. Por eso el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), de la Agenda 2030 promovida por la ONU trata de garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.
Hacer un uso responsable del agua es esencial. Pero antes de hablar de soluciones, ¿cuáles son los problemas que amenazan a este bien tan preciado?
La contaminación del agua ocurre cuando sustancias nocivas, a menudo productos químicos o microorganismos, contaminan un arroyo, río, lago, océano, acuífero u otro cuerpo de agua, degradando su calidad y volviéndola tóxica para los seres humanos o el medio ambiente.
Esta degradación de la calidad del agua se traduce directamente en problemas ambientales, sociales y económicos.
El ser humano es el principal causante de la contaminación del agua, que puede verse afectada de muchas maneras:
🭠Desechos industriales: todavía a día de hoy son muchas las empresas que no tratan debidamente sus residuos y que terminan por verter a los ríos e incluso al mar enormes cantidades de productos contaminantes derivados de sus procesos industriales.
🌡 Calentamiento global: el aumento de las temperaturas provoca la alteración del agua al disminuir el oxígeno en su composición.
🌲 Deforestación: origina la aparición de sedimentos y bacterias bajo el suelo y la consiguiente contaminación del agua subterránea.
🛠Pesticidas: cuando se usan en los campos de cultivo agrícola se filtran por los canales subterráneos y llegan a las redes de consumo.
🛢 Petróleo: de vez en cuando, se producen vertidos de crudo o petróleo a los océanos debido a un transporte ineficiente de esta sustancia. Las consecuencias son terribles tanto para el agua como para la biodiversidad que alberga.
🗑 Vertederos: son responsables, en muchas ocasiones, de la contaminación de suelos y aguas subterráneas por el arrastre de materiales contaminantes que puedan contener los residuos que almacenan, materiales pesados como el plomo o el mercurio que se trasladan hasta la tierra y las aguas cercanas a la planta.
🧻 Aguas residuales: la ONU asegura que más del 80 % de las aguas residuales del mundo que llegan al mar y a los ríos están sin depurar.
🧪 Productos farmacéuticos y de cuidado personal: la OMS explica que hay estudios que han encontrado en agua residual, agua potable y fuentes de agua concentraciones de químicos pertenecientes a este tipo de productos.
¿A qué afecta la contaminación del agua? Tanto al medio ambiente como a la salud de todos los seres vivos. Por todo ello, debemos garantizar la disponibilidad de agua, su gestión sostenible y el saneamiento para todos, tal y como recoge el sexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por Naciones Unidas en la Agenda 2030. Entre las principales consecuencias de la contaminación del agua podemos destacar:
🩺 Peligros para la salud de las personas: Cada año, el agua no potable enferma a unos mil millones de personas. Las enfermedades transmitidas por agua contaminada incluyen el cólera, la giardia y la fiebre tifoidea. Incluso en las naciones ricas, las descargas accidentales o ilegales de las instalaciones de tratamiento de aguas residuales, así como las granjas y las áreas urbanas, contribuyen con patógenos dañinos a las vías fluviales.
🌾 Pérdida de biodiversidad: Cuando la contaminación del agua provoca la proliferación de algas en un lago o en un entorno marino, la proliferación de nutrientes recién introducidos estimula el crecimiento de plantas y algas, lo que a su vez reduce los niveles de oxígeno en el agua. Esta escasez de oxígeno, conocida como eutrofización, sofoca plantas y animales y puede crear " zonas muertas ", donde las aguas están esencialmente desprovistas de vida. En ciertos casos, estas floraciones de algas nocivas también pueden producir neurotoxinas que afectan a la vida silvestre, desde ballenas hasta tortugas marinas.
🬠Alteración de los hábitats acuáticos: Para prosperar, los ecosistemas saludables dependen de una red compleja de animales, plantas, bacterias y hongos, todos los cuales interactúan, directa o indirectamente, entre sí. El daño a cualquiera de estos organismos puede crear un efecto en cadena, poniendo en peligro ambientes acuáticos enteros.
💰 Pérdidas económicas: el propio Banco Mundial aseguraba en un informe que el deterioro de la calidad del agua en todo el mundo está reduciendo drásticamente el potencial económico de las áreas muy contaminadas.
La Tierra es el planeta del agua. No hay una especie que habite este mundo que pueda subsistir sin ella. Pero se trata de un bien limitado. Sólo el 2,5 % del agua del planeta es agua dulce, del cual un 69 % se encuentra en glaciares y hielos, un 30 % en aguas subterráneas, un 0,7 % en permafrost (Se trata de una capa de subsuelo de la corteza terrestre que se encuentra congelada de manera permanente -de ahí su nombre- en algunas de las regiones más frías del mundo), y tan solo un 0,3 % en lagos y ríos, la fuente principal usada para el consumo humano diario.
“Sólo el 2,5 % del agua del planeta es agua dulceâ€

La degradación de la calidad del agua y la contaminación, hacen que la cantidad de agua disponible para nuestro consumo sea aún menor:
• 3 de cada 10 personas carecen de acceso a servicios de agua potable seguros y 6 de cada 10 carecen de acceso a instalaciones de saneamiento gestionados de forma segura
• La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente. Más de 1700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales en las que el consumo de agua supera la recarga.
• 4 billones de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento, como retretes o letrinas.
• Más del 80% de las aguas residuales resultantes de actividades humanas se vierten en los ríos o el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación.
• Cada día, alrededor de 1000 niños mueren debido a enfermedades diarreicas asociadas a la falta de higiene.
• Aproximadamente el 70% de todas las aguas extraídas de los ríos, lagos y acuíferos se utilizan para el riego.
• Las inundaciones y otros desastres relacionados con el agua representan el 70% de todas las muertes relacionadas con desastres naturales
Si quieres colaborar para mantener limpias nuestras aguas, puedes llevar a cabo diferentes acciones para prevenir la contaminación del agua de los ríos, lagos y mares. Te dejamos algunos consejos sencillos para seguir en tu día a día:
🚱 Cierra el grifo y ahorra agua cuando no sea necesario utilizarla. Por ejemplo, al lavarte los dientes, asearte o lavar los platos. Esto ayuda a prevenir la escasez de agua y reduce la cantidad de agua contaminada que necesita tratamiento.
🚽 Ten cuidado con lo que tiras por el lavabo o el inodoro. No tires aceites, papeles, pelos u cualquier otro residuo por el desagüe.
⌠Evita los pesticidas y fertilizantes. Esto evitará que estos productos químicos se filtren hacia las fuentes de agua cercanas.
🗑 No arroje basura a los ríos, lagos u océanos. Ayude a limpiar cualquier basura que vea en las playas o alrededores y tírala en el contenedor de reciclaje adecuado.
🌎 Lleva a cabo acciones que ayuden a frenar el calentamiento global. De esta manera ayudarás a favorecer que se produzcan menos sequías o cualquier fenómeno meteorológico que pueda afectar al agua disponible.
https://youtu.be/BC4UVVD55Z0
¿Cuáles son las principales fuentes de contaminación del agua en Argentina?


La principal fuente de contaminación en los cuerpos de agua superficiales es la descarga de efluentes de aguas residuales domésticas e industriales sin un tratamiento adecuado.
¿Cómo es la contaminación del agua en Argentina?
La presencia natural de arsénico en las aguas subterráneas es el problema de contaminación más importante en Argentina. Afecta a 17 provincias y a cerca del 10 por ciento de los argentinos. El consumo del recurso con altas concentraciones de este metaloide produce serios problemas de salud. Mar 22, 2021

LAS AMENAZAS PRESENTES Y FUTURAS DEL ACCESO AL AGUA EN ARGENTINA

El problema del acceso al agua potable no es de escasez, sino de pobreza, desigualdad y poder, asegura la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Un ejemplo de ello es Argentina. Nuestro país tiene la 27ª reserva de agua del mundo, pero aun así hay alrededor de seis millones de habitantes que no acceden a este recurso.
El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, pero buena parte del mundo no tienen mucho que celebrar.
“El agua es un bien finito, pero el problema no es que no haya, sino la falta de oportunidades y la desigualdad entre quienes acceden o no al recurso. Hay que recordar que es un derecho humanoâ€, menciona Nicolás Avellaneda, coordinador nacional del programa Sed Cero, que asiste a comunidades campesinas.
En Argentina hay más de un millón de personas que no acceden al agua en su comunidad. «Deben caminar kilómetros para conseguirla. Acercamos soluciones para esos lugares con sistemas para recolectar agua de lluvia, con filtros caseros de arsénico y pozos de aguaâ€, comenta Avellaneda.
Pero además de la falta de acceso, este recurso también está amenazado por la contaminación natural y la generada por los humanos.
Y el cambio climático le augura un futuro crítico. Tanto, que un elemento que parece tan cotidiano y barato ya comenzó a cotizar en la Bolsa de Comercio de Wall Street.
Contaminación
La presencia natural de arsénico en las aguas subterráneas es el problema de contaminación más importante en Argentina. Afecta a 17 provincias y a cerca del 10 por ciento de los argentinos. El consumo del recurso con altas concentraciones de este metaloide produce serios problemas de salud.
La principal fuente de contaminación humana son los efluentes cloacales de los hogares y la industria. Apenas el 58 por ciento de la población cuenta con un sistema de cloacas. Los efluentes sin tratar terminan en las napas y ríos.
Avellaneda explica que el acceso del agua para consumo compite con la extracción para la industria, la minería y la agricultura. “Estas actividades devuelven agua contaminada y el problema está creciendo porque los gobiernos promueven actividades extractivas que amenazan el acceso al aguaâ€, asegura.
• La cuenca Matanza-Riachuelo, en Buenos Aires, es uno de los ríos más contaminados del mundo debido a los efluentes que recibía y recibe de curtiembres e industrias químicas, además de cloacas y residuos sólidos.
• Otra cuenca contaminada es la del dique San Roque y río Suquía, que provee agua potable a la ciudad de Córdoba. Según una investigación del Conicet, se trata del río pampeano más contaminado con agroquímicos como el glifosato.
• La realidad es más cruda en el norte argentino, donde la falta de agua, entre otros recursos, mata a las personas. La Cruz Roja Argentina asegura que el 75 por ciento de las poblaciones originarias de esa provincia no accede a fuentes de agua segura.
• En buena parte de la cordillera de los Andes hay una escasez natural del recurso. Allí la megaminería es otra amenaza porque utiliza importantes volúmenes de agua y hay un riesgo latente de contaminación. En septiembre de 2015 se produjo la rotura en el circuito de lixiviación de la mina Veladero que ocasionó el derrame de más de un millón de litros de solución cianurada en la cuenca del río Jáchal, en San Juan.
Futuro en la bolsa
El futuro del agua es turbio. En diciembre del año pasado comenzó a cotizar en la bolsa de comercio de Wall Street a 486,53 dólares los 1,2 millones de litros.
“Hay una competencia por el agua entre quienes la necesitan para sobrevivir y quienes la usan para producir y generar ganancias. Los gobiernos deben garantizar el derecho humano. La cotización en bolsa es lo opuesto a esoâ€, dice Avellaneda.
Las sequías e incendios amenazan este recurso escaso en California, de allí que el agua se haya convertido en una opción más en la que invertir en EE.UU.
“El cambio climático es un factor de alto riesgo porque está alterando el régimen de precipitaciones. Tenemos lluvias intensas que provocan inundaciones y grandes periodos de sequía. La forma en que utilizamos el recurso ya no nos sirve. Hay que planificar y generar una matriz económica que vaya en sintonía con estoâ€, agrega Avellaneda.
Desde Sed Cero ponen el foco en las mujeres y niños campesinos. Son los más afectados por la falta de acceso al agua segura ya que deben perder tiempo para buscarla. “No tener agua en el hogar impide el acceso a otros derechos como a jugar, educarse y trabajarâ€, asegura Avellaneda.
Soluciones
Entre las soluciones a la escasez de agua siempre se insiste con que se cuide el recurso en el hogar. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona necesita 50 litros de agua por día para vivir, pero en muchas ciudades argentinas el consumo per cápita diario supera los 300 litros.
Pero para Avellaneda el verdadero cambio es otro, ya que solo el 10 por ciento del agua extraída se consume en el hogar.
“Los gobiernos deben regular el consumo más eficiente de la industria y la agricultura y obligarlas a que devuelvan el recurso en buenas condiciones. Eso va a mover la balanzaâ€, asegura el referente.
Aguas residuales de un centro hospitalario de Buenos Aires, Argentina : características químicas, biológicas y toxicológicas
Resumen
En este artículo se plantea un análisis de las características básicas físicas, químicas y microbiológicas de las aguas residuales de hospitales y clínicas, comparando los efectos tóxicos y genotóxicos generados por dichas aguas. Los problemas asociados a los líquidos residuales generados en centros de salud han sido motivo de preocupación internacional, debido al peligro de una potencial propagación de patógenos y los incontables riesgos ambientales derivados de la ausencia de tratamientos adecuados que eliminen la carga bacteriana, o tal vez viral, de los efluentes. La composición de las aguas residuales procedentes de los centros de salud presenta fluctuaciones más o menos evidentes en su descarga a la red de alcantarillado, debido a la gran diversidad de sustancias químicas y materiales biológicos que se eliminan en los mismos.
En este documento, se hace un estudio de caso del área de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Las aguas residuales procedentes de los centros de salud no son tratadas in situ, sino que se transportan a través del sistema de drenaje y se vierten, con un mínimo tratamiento previo, en el Río de La Plata.
Este río es la principal fuente de abastecimiento de agua potable para una población de aproximadamente 10 millones de habitantes; por este motivo, es de suma importancia efectuar aportes para el estudio de los riesgos que pueden producir los contaminantes presentes en los efluentes sobre este sistema fluvial.
Tales riesgos incluyen los posibles efectos patogénicos de numerosos microorganismos y los efectos tóxicos y genotóxicos de una gran variedad de sustancias químicas generadas en los centros de salud. Los resultados encontrados en este estudio permiten establecer las bases para un monitoreo ambiental que tenga en cuenta los efectos tóxicos y genotóxicos que puedan generarse en la compleja mezcla de los efluentes provenientes de centros de salud.
• Reducir el consumo de agua de los hospitales y suministrar agua potable.
• Implementar una serie de medidas de conservación, reciclado y tratamiento que reduzcan el consumo de agua de los hospitales y la contaminación por aguas residuales.
• Establecer la relación entre la disponibilidad de agua potable y la resiliencia de los servicios de salud para soportar perturbaciones físicas, naturales, económicas y sociales.
• Promover la salud ambiental pública suministrando agua potable a la comunidad.
El problema global
En muchas partes del mundo, el agua potable es un recurso escaso que presenta un significativo desafío para la salud ambiental a escala mundial. Más de mil millones de personas no tienen acceso a un suministro de agua potable “mejoradoâ€, al tiempo que muchas más beben agua que está seriamente contaminada.
Cada año se producen cuatro mil millones de casos de diarrea, de los cuales el 88% es atribuible a agua no apta para su consumo y a malas condiciones sanitarias y de higiene. Casi dos millones de personas mueren cada año de enfermedades diarreicas; la vasta mayoría son niños de menos de cinco años. La OMS estima que “el 94% de los casos de diarrea son prevenibles a través de intervenciones destinadas a incrementar la disponibilidad de agua limpia y mejorar las condiciones sanitarias y de higiene†. El cambio climático, que trae consigo las sequías, el derretimiento de los glaciares y el agotamiento de los acuíferos, exacerbará estos problemas y agravará, al mismo tiempo, la escasez general de agua.
Soluciones hospitalarias
En los países en desarrollo, la prestación de servicios de salud, en gran medida, se produce en contextos donde las instalaciones municipales de tratamiento o suministro de agua son inadecuadas o no existen. Esta falta de agua y de infraestructura sanitaria es uno de los principales problemas que afectan directamente a los hospitales y a los sistemas de salud, ya sea porque los sobrecargan con una mayor incidencia de enfermedades en la población, o porque les impiden contar con servicios básicos de suministro de agua, cloacas y disposición de residuos para cumplir con su misión, o por ambas razones.
Idealmente, las aguas residuales de un hospital deben ser tratadas por un sistema municipal diseñado para proteger la salud pública a escala más amplia. Sin embargo, ello no siempre es posible, por ejemplo, en áreas rurales, en lugares donde no existe ningún servicio o en ciudades donde la municipalidad requiere que el tratamiento se haga in situ.
Para estas situaciones, existe una gama de tecnologías económicamente accesibles para el tratamiento de aguas residuales. Las aguas servidas, por ejemplo, pueden tratarse en un sistema de biodigestión que genera gas metano, el que luego puede utilizarse como combustible dentro del establecimiento. Esta sencilla tecnología puede resultar apropiada para establecimientos sanitarios pequeños y medianos de los países en desarrollo.
El resultado, si estos sistemas funcionan y están bien mantenidos, es una prestación de servicios de salud con mayor capacidad de respuesta y hospitales con la posibilidad de brindar a sus comunidades servicios de salud y agua potable.
Al proveer de agua potable a la comunidad circundante, los hospitales pueden generar un importante beneficio para la salud pública, tanto previniendo enfermedades como reduciendo el consumo de los recursos médicos y naturales necesarios para su tratamiento.
Cuando existe amplia disponibilidad de agua, los hospitales suelen ser voraces consumidores en varias facetas de sus operaciones. En los Estados Unidos, por ejemplo, hasta el 70% del consumo hospitalario de agua se destina a procesos que van desde los relacionados con equipos mecánicos hasta el transporte de aguas servidas; aproximadamente el 30% se utiliza para beber, preparar alimentos, bañarse y lavarse las manos.
En general, existen pocos parámetros de referencia globales confiables en cuanto al consumo de agua del sector de la salud.
En general, los establecimientos de salud pueden conservar los recursos hídricos midiendo cuidadosamente el uso del agua, instalando artefactos y tecnologías que la utilicen de manera eficiente, cultivando plantas resistentes a las sequías y procurando la pronta reparación de las pérdidas.
A fin de tener un efecto mayor en el consumo total, hay hospitales de una serie de países que recogen agua de lluvia. Otros reciclan el agua para su uso en distintos procesos. En Australia, por ejemplo, los hospitales están comenzando a implementar sistemas de tratamiento de aguas negras in situ para reciclar aguas servidas.
En las áreas donde hay agua potable de buena calidad, los establecimientos de salud pueden tener un tremendo impacto ambiental positivo eliminando la compra y venta de agua embotellada.
Según cálculos recientes del Pacific Institute, con sede en California, la energía requerida para producir agua embotellada en los Estados Unidos en 2007 llegó a ser 2000 veces mayor que la necesaria para producir agua corriente; en términos energéticos, fue el equivalente de entre 32 y 54 millones de barriles de petróleo. Los autores del informe estiman que la cantidad de energía necesaria para satisfacer la demanda global de agua embotellada fue tres veces mayor.
Acciones concretas:
• Establecer un marco que aspire a un «consumo neto de agua igual a cero» dentro de un sistema hospitalario.
• Implementar estrategias de conservación de agua instalando grifos e inodoros eficientes, haciendo controles de rutina de la instalación y las cañerías para prevenir pérdidas, eliminar el agua de refrigeración y de sellado en las bombas de vacío y en los compresores de aire de uso médico y modernizar los sistemas de refrigeración.
• Pasar de los equipos radiológicos basados en película, que consumen grandes cantidades de agua, a sistemas de imágenes digitales, que no utilizan agua ni sustancias químicas radiológicas contaminantes.
• Optar por plantas resistentes a las sequías en los jardines para minimizar el consumo de agua.
• Considerar la posibilidad de recoger agua de lluvia o reciclar el agua para su uso en distintos procesos.
• Eliminar el agua embotellada en todo el establecimiento si se cuenta con agua potable de buena calidad.
• Analizar periódicamente la calidad del agua.
• Si el establecimiento de salud tiene acceso al agua potable pero la comunidad no puede obtenerla fácilmente, desarrollar programas que suministren agua potable a la comunidad como un servicio de salud pública.
• Implementar tecnologías de tratamiento de aguas residuales in situ cuando no exista un servicio municipal.
• Desarrollar proyectos conjuntos con la comunidad para mejorar y proteger el suministro de agua; apoyar iniciativas tendientes a que los sistemas públicos mejoren la calidad del agua, así como los sistemas de suministro y de tratamiento de aguas residuales para toda la población.
https://www.hospitalesporlasaludambiental.net/agua/
Estudios de casos de miembros de la Red Global
• Normas básicas de higiene del entorno en la asistencia sanitaria (OMS, 2016) | Descargar
• Instrumento de mejora del agua, el saneamiento y la higiene en los establecimientos de salud «WASH FIT». Guía práctica para mejorar la calidad de la atención mediante los servicios de agua, saneamiento e higiene en los establecimientos de salud (OMS y UNICEF, 2018) | Descargar
• El inodoro como símbolo, Centro Nacional de Educación Ambiental, España. Descargar pdf
• Programa de Agua, Saneamiento y Salud de la Organización Mundial de la Salud. Visitar sitio web
• Hospitales saludables, planeta saludable, personas saludables, Salud sin Daño y OMS. Descargar pdf
• Buenas prácticas en conservación de agua (Best Practices in Water Conservation), Practice Greenhealth, Estados Unidos (en inglés). Visitar sitio web
• Eficiencia en el consumo de agua en establecimientos de salud (Water Efficiency in Health Care Facilities), New Hampshire Department of Environmental Services. Descargar pdf
• Alliance for Water Efficiency, Estados Unidos (en inglés). Visitar sitio web
• World Health Organization, Water, Sanitation and Health. Download PDF (available in multiple languages).
• HCWH-WHO, Health Hospitals, Healthy People, Healthy Planet: Addressing Climate Change in the Healthcare Setting. Download PDF
• US, Practice Greenhealth, Best Practices Water Conservation. Visit Web
• US, New Hampshire Department of Environmental Services, Water Efficiency Practices for Health Care Facilities
• US, Alliance for Water Efficiency. Visit Web
• US, Saving Water Counts in Energy Efficiency. Inside ASHE, Sept/Oct, 2005. Visit Web

https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/218654/20191011

HEMODIALISIS

1.- INTRODUCCIÓN.
El líquido de hemodiálisis (LD) se pone en contacto con la sangre del paciente en hemodiálisis a través de una membrana semipermeable. Las sustancias disueltas en el LD pasan a la sangre por difusión y por retrofiltración. Por tanto, los contaminantes del LD con un tamaño molecular inferior al punto de corte de la membrana pasan a la sangre. En las técnicas de hemodiafiltración y hemofiltración con reposición mediante el LD, este se infunde directamente en la sangre y por tanto sus contaminantes. Estas sustancias se pueden acumular en el paciente pudiendo producir una intoxicación aguda o crónica. El LD tiene dos componentes, el agua y los concentrados, que se mezclan en el circuito hidráulico de la máquina de hemodiálisis, cualquiera de estos tres elementos pueden contribuir a esa posible intoxicación. La calidad del LD es uno de los objetivos fundamentales de la hemodiálisis actual.
2.- IMPORTANCIA DEL TRATAMIENTO DEL AGUA PARA HEMODIÃLISIS.
El agua potable, empleada para consumo humano, no sirve para la fabricación del líquido de diálisis, es imprescindible purificarla. La exigencia de la calidad del agua y del LD ha ido aumentando a lo largo de la historia de la hemodiálisis (HD). De este modo, el objetivo inicial de contar con un "sistema de tratamiento del agua en la unidad de HD", debe dejar paso a "la norma de calidad del LD, a su cumplimiento y control".
Al principio, se trataba de prevenir el síndrome de agua dura y las contaminaciones bacterianas.
Posteriormente, hubo que enfrentarse a diferentes contaminantes difíciles de eliminar; entre los que se incluyen distintos metales como el aluminio, cuya intoxicación produce encefalopatía y osteomalacia o bien las cloraminas, que pueden provocar auténticas epidemias de anemización por hemólisis en las Unidades de HD (UHD).
Frente a estos tipos de contaminantes que asocian complicaciones generalmente agudas, en los últimos años, la mayor preocupación se ha centrado en las complicaciones con repercusión a medio y largo plazo. Actualmente, sabemos que muchos de nuestros pacientes están expuestos a endotoxinas (son un componente de la membrana exterior de las bacterias Gram negativas. Se trata de agregados macromoleculares de alrededor de 1 millón de daltons (endotoxina libre), las cuales no sólo son responsables de la aparición de las llamadas reacciones a pirógenos sino que, además, condicionan una situación inflamatoria crónica que repercute a la larga en diversos aspectos clínicos de nuestros enfermos.
En un futuro, nuestro objetivo será conseguir un LD que contenga sólo agua y sus componentes necesarios, con un grado de pureza similar al exigido para las soluciones empleadas en infusión intravenosa.
Los nefrólogos responsables de las unidades de diálisis lo son del LD y de su calidad. Los dializadores y monitores están garantizados por casas comerciales que se responsabilizan de su calidad y de cumplir las normas vigentes al respecto. El LD, por el contrario, se fabrica en el momento y en la propia unidad de hemodiálisis, sin posibilidad de controles de calidad previos a su utilización e indudablemente bajo la responsabilidad del médico tratante y del técnico, en caso de que lo haya. Por todo lo anterior, pensamos que la calidad del LD junto con el problema de los accesos vasculares, constituyen dos de los temas más importantes y difíciles con los que el nefrólogo se enfrenta en una unidad de diálisis.
3.-CONTAMINANTES HABITUALES DEL AGUA.
El agua potable no es estéril, pero aún conteniendo distintos contaminantes, éstos se encuentran dentro de unos límites considerados admisibles que la hacen apta para el consumo humano.
Algunos de estos contaminantes provienen de la propia fuente u origen del agua o bien de su sistema de distribución. Otros, por el contrario, son añadidos por las autoridades sanitarias con el fin de mejorar sus cualidades de potabilidad o de sabor. La composición del agua, por consiguiente, varía en gran medida de unas ciudades o lugares a otros y conocer la composición del agua suministrada debe ser un requisito para diseñar una planta de tratamiento de agua para diálisis.
Otro aspecto a tener en cuenta es la estacionalidad de la composición del agua; sirva de ejemplo como cambia, drásticamente, la composición del agua recogida en pantanos o presas en función de que nos encontremos en época de sequía o de lluvias abundantes.
Los contaminantes del agua los podemos clasificar en partículas, solutos y microorganismos. A su vez, éstos los podemos subdividir, según sus propiedades, en distintos subtipos.
Finalmente, el propio tratamiento del agua y su sistema de distribución pueden ser fuente de contaminación. Así, las resinas de los descalcificadores, desionizadores o el carbón activado pueden ser fuente de contaminación bacteriana, del mismo modo que el uso inadecuado de sistemas de conducción de cobre o plomo o bien, la presencia de restos de desinfectantes o desincrustantes, empleados en la esterilización del sistema de tratamiento, pueden ser causas de graves intoxicaciones.
4.- DISEÑO DE UNA PLANTA DE TRATAMIENTO DE AGUA PARA HEMODIÃLISIS.
El tratamiento adecuado del agua para hemodiálisis incluye distintas etapas que pueden definirse como:
1/ Preparación,
2/ Pretratamiento,
3/ Tratamiento y
4/ Distribución.
4.1.- La preparación del agua, consiste en eliminar la mayoría de las partículas en suspensión. Este paso se logra habitualmente mediante filtros, de 500 a 5 µm de poro. Previamente a estos filtros, el depósito de grandes cantidades de agua puede actuar eliminando partículas por sedimentación. Sin embargo, si no se cuenta con este sistema de sedimentación, el filtro inicial deberá ser de los de arena y antracita, que precisa ser lavado contracorriente periódicamente. A continuación, para lograr un mayor rendimiento, se colocarán filtros en serie, de más a menor porosidad. Estos filtros se deben cambiar periódicamente en función de su aspecto y/o cuando la caída de presión que condicionen en el circuito sea mayor de 0,5-1 Kg/cm2. Su duración vendrá condicionada por la cantidad de partículas del agua suministrada.
4.2.- El pretratamiento debe conseguir la mayor eliminación posible de partículas, la desaparición de las cloraminas y otra materia orgánica y la disminución de la cantidad de cationes divalentes. Todo ello es fundamental para alcanzar el rendimiento óptimo del tratamiento y la adecuada conservación de las membranas de la ósmosis.
Está constituido por los siguientes elementos: El primer elemento debería ser un descalcificador doble, seguido de microfiltros que eviten la suelta de partículas desde las resinas de intercambio; en segundo lugar dos filtros de carbón activado, seguidos de microfiltros, necesarios para retener posibles partículas desprendidas del filtro de carbón.
4.3- Tratamiento: El elemento fundamental de los tratamientos de agua es la ósmosis inversa (tecnología de membrana que permite eliminar la salinidad del agua. Se basa en un proceso de difusión a través de una membrana semipermeable que facilita el paso de gases disueltos y moléculas sin carga electroestática de bajo peso molecular.).
Esta deberá tener suficiente superficie para conseguir el caudal de agua tratada necesario, sin recurrir a rendimientos excesivos. Es fundamental mantener la presión adecuada del sistema, que en ningún caso deberá ser superior a la especificada para el tipo de membranas utilizadas. En caso de aumentar el porcentaje de agua rechazada, se valorará el funcionamiento del pretratamiento y el estado de dichas membranas. Es recomendable el uso de dos ósmosis inversas en serie, no sólo para obtener una calidad mejor del agua sino por el rendimiento del tratamiento.
4.4.- Características del sistema de distribución del agua en una Unidad de HD:
El agua tratada es propulsada por una bomba de presión, a través del circuito de distribución, hasta las máquinas de hemodiálisis.
El circuito debe ser cerrado y disponer de dos bombas de presión en paralelo, por si surgiera la avería de una de ellas. El agua tratada debe circular en el circuito de distribución a una velocidad mayor de 1 m/seg, que minimice los riesgos de contaminación y formación de biofilm bacteriano, por lo que se debe calcular especialmente la sección del mismo. El agua no consumida retornará al tratamiento de agua y pasará de nuevo por él.
Los materiales más adecuados para el circuito de distribución del agua son:
• acero inoxidable de grado farmacéutico;
• polietileno expandido/reticulado (PEXA);
• acrilonitrilo butadine estireno;
• polipropileno;
• polifloruro de vinilo y
• policloruro de vinilo.
En todo caso, deberán estar etiquetados para uso sanitario y con marcado CE. Actualmente, se recomiendan los dos primeros por ser aptos para esterilización por calor.
En el diseño del circuito de distribución, se deben evitar los espacios muertos, donde fácilmente puede producirse crecimiento bacteriano y formarse un biofilm, difícilmente eliminable. Las tomas de distribución a las máquinas deben arrancar directamente del circuito y ser de la menor longitud posible. Los sistemas en U y los anillos secundarios son los circuitos más usados.
El número de máquinas de hemodiálisis en funcionamiento, el flujo del LD utilizado en las máquinas y el número de turnos por día, van a determinar el caudal necesario de agua tratada. En general, el caudal del tratamiento del agua debe ser por lo menos igual al del máximo consumo posible.
Si este caudal es igual al consumo, no sería necesaria la existencia de depósitos de agua tratada, con alto riesgo de contaminación. De hecho, si se almacena agua, mejor que sea no tratada.
El objetivo es conseguir un agua lo más pura posible, con un rendimiento suficiente y al menor coste. Este menor coste implica lograr el mayor rendimiento de todos los elementos y fundamentalmente, de los más caros. En este aspecto, conviene destacar que el pretratamiento es tan importante como el tratamiento y en general es útil tenerle sobredimensionado. Por ejemplo, si no se eliminan inicialmente las partículas, éstas pueden llegar a impedir el funcionamiento de las membranas de ósmosis, disminuyendo su rendimiento e incluso estropeándolas. De esta forma, cuanto mayor sea la calidad del agua pretratada mayor será la del agua tratada y mejor la conservación del sistema de tratamiento. Igualmente, la presencia de elementos de tratamiento dobles nos permitirá funcionar cuando uno de ellos se averíe o cuando sea necesaria su limpieza fuera de los periodos de descanso.
5.- CONTAMINACIÓN POR SOLUTOS.
El agua purificada y la ultrapura para hemodiálisis deben tener como máximo un contenido de contaminantes químicos de acuerdo con lo recomendado y su conductividad máxima es 5 µS.cm-1. Existen
algunos contaminantes como el aluminio y las cloraminas, que merecen una consideración especial.
5.1.- EL ALUMINIO EN EL AGUA DE DIÃLISIS.
En el agua, el aluminio (Al) puede presentarse como ion, asociado a sales o bien en forma coloidal, unido a materia orgánica. Dependiendo del pH, la forma iónica puede variar entre un catión trivalente a un anión complejo.
Los descalcificadores eliminarían sólo sus formas catiónicas. El aluminio coloidal no se podría eliminar con los desionizadores (DI) y sólo la ósmosis inversa (OI) sería capaz de eliminarlo. A pesar de todo, en los casos en que el aluminio se añade al agua como floculante de la materia orgánica, alcanzando niveles muy elevados, la única forma de conseguir niveles óptimos en el LD sería trabajando en serie con dos OI o bien con DI-OI.
Durante la diálisis, el balance de aluminio se establece entre el aluminio libre o ultrafiltrable del plasma, 5-10 % del total y el aluminio del LD. Si queremos hacer un balance claramente negativo, manteniendo niveles en sangre de Al inferiores a 30-50 µg/L, debemos mantener una concentración en el LD inferior a 5 µg/L. En la actualidad, se recomienda niveles de Al en sangre inferiores a 20 µg/L.
La medición plasmática del aluminio no es fácil y precisa de una metodología exacta, utilizando agujas no metálicas, tubos especiales y evitando todo tipo de contaminaciones. Además, deberá determinarse mediante espectrofotometría de absorción atómica en cámara de grafito.
Dadas las características especiales del aluminio, si su determinación en el agua está en niveles adecuados, < 5 µg/L y la conductividad es menor de 5 µS/cm, podremos redecir que las características del agua, respecto a iones, son las correctas y que el resto de aniones y cationes están en niveles adecuados. Tal vez, la excepción a esta regla la constituyen las aguas con contenidos muy elevados de mercurio, elemento que requiere para su eliminación sistemas de floculación (es un proceso químico mediante el cual, con la adición de sustancias denominadas floculantes, se aglutinan las sustancias coloidales presentes en el agua, facilitando de esta forma su decantación y posterior filtrado.) y quelación (La terapia de quelación incluye tratamientos intravenosos semanales de ácido etilendiaminotetraacético. Cada tratamiento dura aproximadamente 30 minutos. En general, el medicamento busca los metales y los minerales en el torrente sanguíneo, se adhiere a ellos y crea un compuesto que el cuerpo elimina al orinar.).
5.2.- CLORO Y CLORAMINAS.
El cloro, debido a su gran capacidad oxidante, se añade al agua potable como bactericida. Es el cloro libre, con gran capacidad de difusión, el que realiza esta función y una forma de mantener sus niveles estables es a través de la formación de cloraminas, compuestos mono, bi o triclorados de nitrógeno que liberan lentamente el cloro. Las cloraminas son difíciles de medir, por lo que se suele recurrir a estimarlas como la diferencia entre el cloro total y libre, método que resulta poco sensible. Realizando la medición así, los niveles admisibles de cloro total deberían ser inferiores a 0,06 mg/l y los de cloraminas inferiores a 0,05 mg/L y no 0,1 mg/L como proponen las guías. La mayoría de los métodos colorimétricos no tienen suficiente sensibilidad para determinar niveles inferiores a 0,1 mg/L.
Las cloraminas pueden atravesar la mayoría de los sistemas de tratamiento de agua, incluida la OI, pero existen dos sistemas capaces de eliminarlas eficazmente: su reacción con el carbón activado y con el bisulfito de sodio. El carbón activado es el sistema idóneo para eliminar las cloraminas y otros compuestos clorados. Por otro lado, la vitamina C puede contrarrestar el efecto oxidante de las cloraminas.
El paso a la sangre de pequeñas cantidades de cloraminas va a condicionar importantes efectos oxidantes, siendo el más llamativo la hemólisis. En la era del tratamiento con factores estimulantes de la eritropoyesis, el efecto del paso de cloraminas a la sangre, se puede manifestar más que por el descenso de la hemoglobina, por una resistencia al efecto de dichos factores eritropoyéticos, manifestada por un aumento en su consumo. Por consiguiente, es imprescindible un correcto funcionamiento del carbón activado que permita la completa eliminación de las cloraminas y para ello, es fundamental un mantenimiento adecuado del carbón y su renovación periódica. El carbón activado también elimina compuestos orgánicos clorados.
6.- CONTAMINACIÓN BACTERIANA Y ENDOTOXINAS EN EL AGUA Y LÃQUIDO DE DIÃLISIS
Las mejoras técnicas del tratamiento del agua han logrado que la calidad de éste, en cuanto a contaminación por partículas y solutos, sea buena. Sin embargo, no ha sucedido así con la contaminación bacteriana y por endotoxinas (ET), que continúa persistiendo como un problema importante. Las bacterias dan lugar a ET y otras sustancias pirogénicas, que desde el LD son capaces de pasar a la sangre a través
del dializador, activar a los monocitos, producir citoquinas y dar lugar a una situación inflamatoria crónica en el paciente.
En los controles analíticos pueden aparecer disociaciones entre la contaminación bacteriana, medida en unidades formadoras de colonias por ml en los cultivos (UFC/ml), los niveles de ET, LAL detectables, y la producción de citoquinas; observándose cómo algunas ET en niveles plasmáticos tan bajos como 0,05 ng/ml son capaces de inducir la formación de IL-1.

7.- CONCENTRADOS PARA DIÃLISIS.
Los sistemas de aporte de solutos para la producción de los LD pueden ser individuales, para un solo monitor de HD o centralizados, para un grupo de monitores. El agua utilizada para la fabricación del concentrado de diálisis debe cumplir al menos las normas exigidas para
el agua purificada o estándar. Los componentes químicos de los
concentrados están sujetos a especificaciones de calidad.
Concentrado ácido: Es una solución ácida de sales concentradas, que puede contener dextrosa. Cuando se diluye con el agua purificada y con el bicarbonato produce el LD. En términos generales, los pacientes pueden dializarse con unas concentraciones iónicas estandarizadas del concentrado ácido, aunque es recomendable individualizar el tipo de concentrado para cada paciente.
Concentrado de bicarbonato: Es una solución concentrada de bicarbonato sódico, que cuando se diluye con el agua purificada y con el concentrado ácido se obtiene el LD. La forma de bicarbonato en polvo es actualmente el sistema recomendado para la fabricación del LD.
8.- METODOLOGÃA DEL CONTROL DE CALIDAD DEL AGUA Y LÃQUIDO DE DIÃLISIS.
Se deben realizar controles de calidad, comprobando diariamente la dureza del agua, los contenidos de cloro libre y total, así como la resistividad o su equivalencia en conductividad.
Mensualmente, se comprobará la cuantificación bacteriana y de endotoxinas (LAL), semestralmente, el contenido en Aluminio.
Junto a estas medidas, se deberá comprobar el funcionamiento de todos los componentes del sistema de tratamiento. Es necesaria la existencia de una persona responsable del sistema de tratamiento del agua que registre todos los resultados obtenidos. Éstos se anotarán en un libro de seguimiento, en el que también se registrará la periodicidad con que se realicen estas comprobaciones. El montaje de una planta nueva de tratamiento de agua implicará, además, la determinación de toda la batería de posibles contaminantes.
En toda planta de tratamiento deberían ser controlados, periódicamente, los siguientes elementos:
1. En el sistema de distribución del agua tratada debe haber un conductivímetro de lectura continua, conectado a una alarma, que se active cuando la resistividad del agua caiga por debajo de un límite preestablecido. Estos aparatos miden, en general, la conductividad en µS, que es el inverso de la resistividad y su lectura debe estar corregida para la temperatura del agua.
2. Control de los filtros: Los filtros precisan de lavados periódicos que se realizarán, preferiblemente, de forma automática, con una periodicidad fijada en función del flujo y la calidad del agua de la red. Su aspecto externo y la caída de presión serán otros aspectos a controlar y así, una caída de más de 0,5-1 kg/cm2 indicará la necesidad de recambio. En el caso del filtro de carbón activado, el recambio del carbón se debería hacer cuando se detecte la presencia de cloraminas en el agua tratada. Sin embargo, su medición no es fácil y además es preferible prevenir esta situación, por lo que nosotros aconsejamos el recambio del carbón activado cada 12 meses. Los filtros de partículas no lavables deberán ser controlados diariamente y renovados de forma periódica.
3. Resinas intercambiadoras de iones (Descalcificadores y desionizadores): Se controlan midiendo la dureza, concentración de calcio, pH y la conductividad del agua tratada. La regeneración debe ser automática en función de los resultados. Precisan de un control diario.
4. Ósmosis inversa: Su funcionamiento se controlará observando el caudal de agua, el porcentaje de rechazo, la presión de funcionamiento y la conductividad mantenida del agua filtrada. Al igual que en el caso anterior, deberá ser controlada a diario.
5. Revisión periódica de los sistemas germicidas: lámparas de radiación UV. Se medirá la radiación y se controlará el tiempo de funcionamiento.
6. Control microbiológico del agua y el líquido de diálisis (LD): El control será distinto según el objetivo sea obtener agua purificada para hemodiálisis o altamente purificada (ultrapura). El LD debe tener características ultrapuras. Se deben realizar controles bacteriológicos del agua y del LD al menos de forma mensual. Un tema fundamental es cómo y cuándo tomar las muestras bacteriológicas y para endotoxinas y cómo procesarlas. Se debe buscar la máxima sensibilidad y para ello es preciso utilizar volúmenes grandes, con una recogida escrupulosa y un buen transporte, sembrándolos precozmente, en medios de cultivo pobres, a temperatura ambiente y por períodos largos . Un problema de gran importancia es la formación en los circuitos de biofilm bacterianos. Estos se relacionan generalmente con contajes elevados de UFC/ml en el agua o LD. En su destrucción, es fundamental usar tanto desinfectantes como detergentes en concentraciones, temperatura y tiempo suficientes. Lo mejor es su prevención mediante desinfecciones frecuentes programadas, fundamentalmente por calor.
Los controles bacteriológicos del agua se realizarán en distintos puntos del sistema de tratamiento: del agua de la red o de aporte, de la entrada y salida del circuito de distribución, en las tomas de agua de los monitores de diálisis, escogidas de forma rotatoria, en cada habitación. Finalmente, se tomarán muestras del LD, predializador, en las máquinas de forma rotatoria. Además, si se sospecha contaminación del tratamiento se tomarán muestras: una vez pasado el descalcificador, el filtro de carbón activado y la ósmosis inversa, así como en los depósitos, en caso de que los hubiera.
7. Medición de endotoxinas: En general, no hay una buena correlación entre la contaminación bacteriana objetivada mediante los cultivos y los niveles de endotoxinas (ET). En la clínica, tienen más importancia estas últimas, por lo que es necesario el control de sus niveles. El método más sencillo de determinarlas es mediante una prueba del LAL, con suficiente sensibilidad y que permita además cuantificar las ET. Las endotoxinas se determinarán en el agua tratada, en las tomas de las máquinas y en el LD predializador, con la misma pauta indicada para la bacteriología. Las muestras se conservarán a - 20ºC. Existen pruebas de activación monocitaria que son capaces de detectar otras sustancias pirogénicas, a parte de las ET; no se usan en la clínica por ser más complejas y caras. Algunas normas, como la japonesa recomiendan mantener las endotoxinas en el LD en niveles muy bajos.
Ante la sospecha clínica de alguna alteración en el agua se realizarán, de forma extraordinaria, las comprobaciones y correcciones necesarias.
9.- SISTEMAS DE MANTENIMIENTO E HIGIENE DEL TRATAMIENTO DE AGUA, SISTEMAS DE DISTRIBUCIÓN.
La utilización de sistemas de cloración local, otros sistemas germicidas, los filtros submicrónicos y la desinfección periódica del sistema de tratamiento con desinfectantes y desincrustantes o por calor son los principales factores que contribuyen a aumentar la calidad bacteriológica del agua. La utilidad bactericida de la radiación ultravioleta depende de la cantidad de energía liberada y del grosor del flujo de líquido a depurar. Sin embargo, en líquidos muy contaminados, puede tener el inconveniente de liberar endotoxinas por lisis bacteriana.
El objetivo actual de una unidad de HD es prevenir la contaminación bacteriana del agua tratada y del LD, no el tratar las contaminaciones detectadas. Los sistemas automáticos de desinfección por calor son los mejores para lograr este objetivo. Permiten cuantificar y programar las dosis energéticas necesarias para una desinfección efectiva.
La limpieza del sistema de tratamiento de agua, del sistema de distribución y de las máquinas de hemodiálisis en general, se realizará según las especificaciones de cada fabricante, que deberán estar de acuerdo con la resistencia a la corrosión de los materiales empleados. En ocasiones, a pesar de seguir estas especificaciones, nos podemos encontrar contaminaciones bacterianas resistentes al tratamiento. En estos casos, deberemos cambiar de producto, previo conocimiento de sus propiedades y forma de acción.
Tres son los fines que debe alcanzar la limpieza:
1. desinfección bacteriana, de esporas, fúngica y viral;
2. desincrustación o descalcificación y
3. limpieza o eliminación de los depósitos, mediante acción detergente, de proteínas, lípidos y otros productos orgánicos.
Estas tres acciones están imbricadas y así por ejemplo, en la eliminación de biofilm bacterianos, más importante aún que la acción bactericida, es la limpieza y desincrustación. Actualmente, se recomiendan los sistemas de desinfección térmica automáticos o programables.
El uso de agua altamente purificada es recomendable para fabricar un líquido de diálisis ultrapuro. Conseguir agua ultrapura implica tratamientos del agua con doble ósmosis inversa, en serie u ósmosis inversa en serie con un desionizador. Pero no se trata sólo de poner una norma más exigente, el problema es más complicado e implica un sistema de control y mantenimiento periódicos.
El Código Alimentario Argentino (CAA) en el artículo 982 define bajo el término de agua potable de suministro público y de uso domiciliario aquella que es apta para la alimentación y uso doméstico. No deberá contener substancias o cuerpos extraños de origen biológico, orgánico, inorgánico o radiactivo en tenores tales que la hagan peligrosa para la salud. Deberá presentar sabor agradable y ser prácticamente incolora, inodora, límpida y transparente.
El agua potable de uso domiciliario es el agua proveniente de un suministro público, de un pozo o de otra fuente, ubicada en los reservorios o depósitos domiciliarios.
A su vez, deberán cumplir con las características físicas, químicas y microbiológicas dispuestas por el CAA.

Por su parte, el CAA en el artículo 985 define al agua mineral natural como el agua apta para la bebida, de origen subterráneo, procedente de un yacimiento o estrato acuífero no sujeto a influencia de aguas superficiales y proveniente de una fuente explotada mediante una o varias captaciones en los puntos de surgencias naturales o producidas por perforación.
De acuerdo al grado de mineralización determinado por el residuo seco soluble a 180º C.
Las aguas minerales naturales se clasifican de la siguiente manera:
1. Oligominerales: residuo entre 50 y 100 mg/l.
2. De mineralización débil: residuo entre 101 y 500 mg/l.
3. De mineralización media: residuo entre 501 y 1500 mg/l.
4. De mineralización fuerte: residuo entre 1501 y 2000 mg/l.

De acuerdo al contenido gaseoso:

1. Naturalmente gaseosa
2. Gasificada o con gas
3. No gasificada

Más allá de las diferencias entre el agua potable y el agua mineral, ambas están sujetas a la normativa del CAA para ser consideradas aptas para el consumo humano.
Para las aguas envasadas, entre las que se encuentran las minerales, el mismo CAA reglamenta la información que debe estar disponible en el rotulado de los alimentos y bebidas y lo que no se permite. Pero no unifica el criterio de manera que los datos y el tamaño de las letras no es uniforme. Al respecto, un estudio que evaluó el etiquetado de las aguas envasadas, halló que “la mayoría de las marcas no presentaron la información en forma legible ni ordenada, lo que obstaculiza la lectura de los datos allí volcados"; "el 50% de las marcas no cumple con la normativa relativa al etiquetado por incluir leyendas expresamente prohibidas, lo que puede inducir al consumidor en la elección de un producto no adecuado.

http://www.alimentosargentinos.gob.ar/contenido/marco/CAA/Capitulo_12.php


Enfermedades microbiológicas transmitidas por el agua:
• Fiebre tifoidea, Cholera, Disentería amebiana, Disentería bacilar, Gastroenteritis, Tiña,• Conjuntivitis, Poliomielitis, Hepatitis E, Hepatitis A.
• Enfermedades transmitidas por vectores en el agua: Dengue, Paludismo, Fiebre amarilla, Malaria, Arbovirosis, Chikungunya.
• Enfermedades químicas transmitidas por el agua: Metahemoglobinemia infantil, causada por presencia de nitratos, Fluorosis endémica crónica, por alto contenido de flúor.

 

 


Autor: Rodolfo Cerminara
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